Hoy en día, pedir perdón parecería estar fuera de moda. Son muy pocas las personas que piden disculpas, cuando reconocen que se han equivocado, o cuando reconocen que su intención no fue tomada correctamente.
A veces nuestras fallas van en contra de las personas que más queremos; resultando paradójico, pero solemos herir a quien tenemos al lado. ¿quién no ha tenido un cometario fuera de lugar, o ha utilizado un tono inapropiado, o ha juzgado una situación atacando a otro? Todos en mayor o menor medida lo hacemos. Y eso es parte de las relaciones humanas. Pero cuando nos damos cuenta del error, es necesario pasar al paso de pedir perdón. Y debemos hacerlo con la misma convicción y determinación, con la que hemos dañado previamente.
No hay que temerle al Perdón, a la disculpa. Cometer errores es humano, pero sanarlos de alma, también es humano. Nos han enseñado que Pedir disculpas es sinónimo de debilidad o de falta de personalidad; pues por el contrario, es síntoma de evolución, de grandeza y amor; siempre que sea sentido y sea honesto. También muchas personas quedan con sentimientos de resentimiento, puesto que consideran que el otro los ha dañado antes y no ha pedido disculpas, pues ahora ¿porque uno debería pedir perdón?, y prefieren quedarse años con esa sensación, a romper el hielo con una disculpa. En otras ocasiones la vergüenza se apodera de los sentimientos y no podemos enfrentar la situación. También puede ser el distanciamiento, quizás, no vemos más a la persona que hemos herido.
Bajo cualquier circunstancia, todos tenemos el derecho de recibir y de dar un perdón a tiempo y sincero; no te quedes con las ganas, la vida es demasiado corta; y tu evolución espíritu al, tiene un Banco 'cosmico'; cuál banco financiero, todos nuestros movimientos, son 'créditos espirituales' que vamos ganando. ¡Seamos los más ricos en ese banco, tengamos crédito karmico-espíritual!
Da los tres pasos, de corazón:
1. ¡LO SIENTO!: tu no querías que eso pasara. Y el principio de esa disculpa debe trasmitir tu reflejo en esa herida causada: si te hiero me estoy hiriendo a mi también. Le muestras al otro que no lo dejas sólo ante el dolor, y lo tomas el sentimiento, para juntos ir con empatía a curarlo. Ir directo a la profundidad del asunto.
2.¡en esta oportunidad, fue mi culpa!: debemos asumir la responsabilidad ante la situación, de corazón. Al ver a una persona herida, demostramos nuestra madurez ante la situación. Y buscamos brindar la confianza, de alma, una entrega real y plena ante la circunstancia.
3. Pregunta: ¿cómo puedo repararlo?: que nuestro deseo de reparlo sea real, con total voluntad, mostrar el mayor gesto de sacrificio y amor por solucionar la situación.
Estos tres pasos nos acercan en gran medida a un desarrollo de una disculpa completa; claro esta, como en todo que el corazón y la verdad interior que le pongas a la situación, siempre terminará por mostrar la transparencia del acto.
¡Pidamos PERDÓN , es maravilloso!
Y no temas perdonar. Si alguien te dañó, piensa que quizás no fue su voluntad, y que como todos estamos aprendiendo en esta gran escuela que se llama 'vida'; tengamos la grandeza y humildad de perdonaron, sanarnos y amarnos más, y más.
Ayudamos a la evolución con una muestra sincera de nuestro lado más fuerte.
Como también ayudamos a la evolución con una muestra sincera de nuestro lado más débil.
por Maria Gonzalez
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