domingo, 26 de junio de 2016

Día experimental

Crónica personal del Día en el que el mundo pronunció la palabra Yoga: segundo año del reconocimiento oficial del día internacional del Yoga.

Hay un antiguo dicho que profesa "como tú veas al mundo, el mundo te verá a ti".

Muchas polemicas se han levantado a lo largo de la semana de difusión del yoga. Y nos consideró afortunados al no coincidir, ya que en la opinión opuesta a la propia reside la verdadera prueba para expandir nuestra conciencia. 
¡Como seres ilimitados debemos insistir en ello!
Hay quienes están en contra de este día, y su postura es válida. Desde un enfoque de preservación por la cultura india, por la conservación de una disciplina milenaria como es el yoga; sus justificaciones alegan a un capitalismo que disfraza estas fechas con el propósito de sana difusión a cambio de ganar dinero con e llo.
Es entendible si uno con empatía escucha lo que manifiestan aquellos que están descontentos con el día del yoga y lo sitúan en la misma lista que las innumerables fechas célebres a las cuales los occidentales nos aferramos, o nos hemos acostumbrado a celebrar.

Hoy, como yoguini y como compañera espiritual de las prácticas diarias en las que me toca la amorosa labor de trasmitir los conocimientos que me han enseñado (podría simplemente decir como profesora de yoga, pero siento que eso es parte de un entusiasmo del ego, ya que todos los que asisten a ese espacio semanalmente no son sólo 'alumnos', son mis 'maestros' asiduamente y aprendo asombrosamente de ellos. Los roles varían constantemente, ¡si lo pudiéramos ver! Intentando experimementarlo). 
Les contaré mi experiencia en el evento de cierre celebrado el pasado sábado, organizado por Ayuntamiento y la embajada de India en España. 

Si bien mi postura la podría definir en "cualquier acto humano encausado desde un sentimiento noble, que logre acercar a otro ser hacia el bienestar y la autorrealizacion, merece la pena" 

Así sea una persona se beneficie ya en lo personal me vale. 
Y por ello, como los Yoguis experimentan para nutrirse desde la experiencia, tomé la decisión de ir al evento. Asistí junto a otra gran yoguini, la cual generosamente también tuvo el mismo deseo de experimentar y no juzgar.

El acceso estuvo permitido media hora antes de la clase de yoga. 
Cada uno llevaba su propia esterilla y en la puerta no entregaban ninguna publicidad ni promocionarán absolutamente nada. Incluso para conseguir un plátano, ya que con la prisa no habia desayunado, tuve que dar muchas vueltas hasta encontrar un pequeño Buffet, el cual era atendido por una sonriente empleada. El personal en las puertas de accesos eran cordiales y amables.
Al entrar al pabellón, me di cuenta de lo grande que era el predio. Un escenario montado impecablemente, para la exposición del embajador de la India. Y además allí esa noche se llevaron acabo la entrega de los premios bollywood.
   
La gente se ubicaba en sus esterilla, miraban expectantes el lugar; algunos realizaban algunas asanas y kriyas de yoga. Había quienes hablaban entre ellos. Alrededor del lugar se ubicaron algunas escuelas de yoga y asociaciones. Colocaron simplemente sus carteles y tenían algún representante de ellas. Los cuales no se acercaron a ningún practicante y parecían estar también muy comprometidos con el evento.
En lo personal elegí comenzar con mi práctica, comencé  con un pranayama, luego una mirada contemplativa profunda para penetrar en la única realidad. Quería fundirme y entregarme a esa experiencia y que mi mente no juzgará. Quería ser, y unirme conscientemente.
Realicé algunas asanas, y logre no distraerme en absoluto. Esta presente allí pero no estando. 
Comenzaron a sonar unos mantras y el evento dio su inicio.
Me emocionó, abrazaba ese instante a todos. Estaba agradecida por estar allí, a España por ser la morada física que hoy me recoje; a mi amiga por estar  a mi lado viviendo esa experiencia, y al resto de las almas que por sus motivos personales, estaban causalmente compartiendo esa experiencia conmigo. Abrace a mis compañeros espirituales de Argentina que tantas prácticas hemos experimentado juntos. Todos estábamos allí.  Mis amores. Era lo que era y sabía que debía ser así. 
Las palabras del embajador fueron muy amigables. Agradeció con devoción a España por las relaciones con India. Agradeció a tantos adeptos al yoga que hay mundialmente, y con un aire de timidez no quiso extenderse. Se lo notaba respetuoso. Dio paso a la palabra de una actriz india shilpa shetty. Su discurso fue simple y agradeció al yoga y a España.
La clase magistral, como así dicen, empezó puntual. 
Se proyecto en pantallas grandes y tuvo un breve relato y luego dio paso a los kriyas o movimientos de calentamiento y luego las asanas o posturas. De pie, de suelo, tendidos boca arriba y a la inversa y finalmente relajación. Fueron posturas 'madres' o base por definirlos de un modo, sin muchas repeticiones ni variantes.
Era lo tradicional, estaba muy adecuado para un acercamieto al yoga.

Cuando terminó esa clase, cada cual elegía si deseaba acercarse a un stand para otra clase. Había de kundalini, yoga del sonido, haré krishna, yoga terapéutico y hatha. 
En lo personal me acerqué al kundalini. Y compartí un momento muy grato con ellos. Luego con unos tan tras Yoguis. 
Todo muy respetuoso, te entregaban su folleto con mucha timidez y no promocionaban en absoluto. Lo justo.

Terminó a la una del mediodía, mi amiga al retirarnos del predio me dijo "¿te has dado cuenta que te han estado filmando mientra practicabas yoga?"
"No, no me he dado cuenta de ello. Sólo tuve consciencia de ser".

El evento no ha sido en absoluto comercial, y quizás mi amor profundo por el yoga, busca que más seres se acerquen a él. 
No importa de donde seas o en lo que creas. Ojalá un día nos demos la ppsibilidad de experimentar situación es que condicionamos por nuestra propia limitación. 
El yoga hoy es un ejemplo más , pero vivimos reprimiendonos por 'el que dirán o por lo comercial'. 
¿llegara el día en que nos valoraremos entre todos? 
De ser asi, nos daremos cuenta cuando tiempo hemos perdido juzgandonos.

Por María Gonzalez